Hemos publicado más de 9000 revisiones Cochrane sobre una amplia variedad de temas de salud. Nuestros resultados han cambiado la práctica sanitaria en todo el mundo, mejorando las tasas de supervivencia de personas con malaria, tuberculosis, cáncer de mama y hemorragia por traumatismo, personas en cuidados intensivos, bebés prematuros, embarazadas y muchas otras.

Las revisiones Cochrane trascienden la medicina de urgencias. Nuestra evidencia ha influido en cómo se nos trata el dolor lumbar, la depresión, el covid persistente, el eccema, el párkinson y el TDAH, entre otros. Hemos avanzado en la atención habitual a muchos grupos de personas, como las mujeres de parto, los bebés, quienes necesitan una transfusión de sangre, un cateterismo o rehabilitación, personas con trastornos mentales y personas mayores que han sufrido una caída o una infección.

Hemos mejorado los tratamientos y la calidad de vida de algunos de los colectivos más vulnerables de la sociedad: personas con trastornos mentales, antecedentes de abusos o socialmente aisladas. Trabajamos para que nuestros hallazgos sean accesibles para las distintas culturas y contextos con el fin de que personas de cualquier origen puedan beneficiarse de ellos, especialmente en países de ingresos medios y bajos.

Hemos corroborado que existen formas efectivas de prevenir el cáncer de mama, la malaria, el VIH/SIDA, las enfermedades relacionadas con el tabaco, la obesidad y otros trastornos, lo cual ahorra sufrimiento y pérdidas a millones de personas. Más vale prevenir que curar.

Hemos examinado intervenciones existentes, como las preparaciones preparto, la estimulación de la médula espinal y los cambios del catéter, para comprobar si se basan en pruebas sólidas. Hemos detectado que algunas prácticas tradicionales no resultan útiles, o a veces son incluso perjudiciales, y muchas de ellas se han dejado de utilizar. Así muchas personas se han evitado procedimientos innecesarios y hemos favorecido un mejor uso del tiempo y los recursos. Por ejemplo, la revisión sobre la ivermectina para prevenir y tratar la covid-19 mostró que no había evidencia para apoyar su uso. 

Nuestros hallazgos han influido en cómo personas de todos los rincones cuidan de su salud a diario; qué comemos, cómo nos lavamos los dientes o qué gafas utilizamos. Hemos orientado sobre cómo hacer ejercicio de forma segura, dejar de fumar o de beber alcohol de forma eficaz y mantener y recuperar la forma física y mental en todas las etapas de la vida.

Hemos mostrado cómo aumentar la resiliencia de personal sanitario y reducir su estrés ante la covid y otras crisis sanitarias. Hemos revisado nuevas herramientas y tecnologías para ver cómo sacar el máximo partido para reforzar los sistemas y la asistencia sanitaria. Hemos identificado formas efectivas en las que quienes reciben atención médica pueden ayudar a mejorar la prestación y el desarrollo de servicios sanitarios y hemos evaluado estrategias para mejorar la vacunación en países de ingresos medios y bajos.